Monday, March 8, 2010

Incitación: This is not a scientific poll (todo es margen de error)

Gadamer por supuesto las aborrecía. ¿Qué pueden decirles las encuestas a los hombres de letras? Generalizaciones, negaciones del matiz. Nada. Las encuestas son para representar a la gente. A los intelectuales les sobra. “La hermenéutica de la pregunta”, proclaman, como haciéndose un torniquete en la pierna que les ayude a dejar de cojear. Pero si para el educado oficial universitario la única representación que cuenta es la de su palabra directa, para los hombres de negocios la representación de las ideas y las inclinaciones de la gente en números ha significado una mina de oro. El siglo veinte ha sido testigo de la proliferación de varias industrias. Una de ellas la industria de la investigación de la opinión pública. Gente rica, influyente; gente que grita a diario en FOX NEWS, en todas partes: Gallup, Rasmussen, Datexco, Angus Reid.

¿El Academic Poll del blog roomsfordiscussion a manera de gesto de sutura del abismo? Ni más faltaba. ¿Entonces?

La propuesta era simple: probar la máquina URTAK en escenario académico y sin hacer ruido. Suficiente ruido ya con esto de “hacer talleres”, se dijo, como si el formato taller en verdad fuera una especie de lagartija extraña del más allá. Y sin ruido los organizadores colgaron la maquinita en el blog y punto. ¿Qué información arrojó (o ha arrojado hasta ahora, porque ahí sigue hasta que apaguen la luz) respecto a la migración al formato taller? Consenso: 93% opinó que la migración tenía sentido (ver). Y de los 28 que votaron ninguno le hizo mala cara a la pregunta: 100% care.

Edward Morawski, presidente de Angus Reid, interrumpido un día en su teléfono por una periodista de la revista The Walrus que le preguntaba por URTAK, dijo: “Any jackass can go on the street and ask a question of ten people. But what does that mean, except for what those ten people think?” Migrada la operación mental del señor Morawski a nuestros seminarios la conclusión puede hacernos palidecer: we are the jackasses; parece que debemos empezar a reclamar que las clases se hagan en la calle.

Pero ¿qué otra cosa aparte de consensos? ¿Qué le importa a esta comunidad de sujetos que transitaron el blog durante las últimas dos semanas? ¿Cuáles son las preguntas significativas que construyó la dinámica colaborativa propia de la tecnología? ¿Qué nos divide? Pues ahí está la base de datos, siempre pública, con cerca de 1.900 clicks respuestas disponible para el que quiera averiguar (cada pregunta comparable con otra), porque ahora mismo lo que a mí me interesa en este párrafo que no sé si en su formato blog aceptará que se le cuelguen links, es el cuarto oscuro de atrás: lo que menos parece importarnos. Puesta la lista de preocupación patas arriba la máquina sugiere una lectura a mi juicio más volada: las cinco preguntas que menos interesaron parecerían, en principio, preguntas polémicas, con ganas de agudas, preguntas, vamos a decir, esforzadas: una intentando exponer el MLA como partido político (ver); otra problematizando el paper norteamericano (ver); otra interpelando la categoría de hipótesis (ver); otra inquiriendo en la naturaleza del trabajo de archivo (ver); otra interrogando la forma como se evalúa al estudiante de posgrado (ver). Pero nada: apenas de 59% a 76% de preocupación, lo que en URTAK quiere decir que tendieron a preguntarse menos porque así lo fuimos decidiendo como comunidad.

Si es cierto que URTAK puede ser una suerte de chat socrático indirecto donde no sólo Platón pregunta, ¿qué dicen estos residuos de resultados de nuestra relación con el género de la pregunta?

Nothing Produces Silence Like Experience. ¿Hay facciones promulgando por una suerte de recuperación del género del ensayo en la práctica de la crítica académica? ¿O por el contrario facciones invocando las categorías de rigor, de calidad, de mayores controles institucionales en defensa del paper con el objeto de sustituir “hipótesis más o menos dóciles” por “tesis fuertes” con “investigación conceptual”? Quizá una pregunta en la maquinita hizo el ademán de tocarles el hombro a las facciones. Dice allí: “¿Tiene sentido escribir una disertación de doctorado que no aspire a tener la forma y la viabilidad de un manuscrito de ensayos publicables?” La respuesta marca una tendencia más o menos clara: no, 74%, y un 95% dijo importarle la pregunta, pero ya qué signifique eso, tocaría entrar a seguirles tocando el hombro, lo que quién sabe dónde nos deja: ¿contra las cuerdas boqueando, detrás del burladero con las rodillas temblando?

Todo depende del enemigo. Sí, no, no me importa.

Juan Álvarez

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